ESPEJOS
Mírate. ¿Qué te muestra el espejo? Muy poco, tan solo una imagen. No describe quién eres y qué sientes. No cuenta cómo es tu familia, ni dónde estabas hace dos años o dónde quieres estar dentro de tres. No comunica lo que te hace reír o llorar. No refleja tu bondad o tu malicia. Éste sólo te muestra una imagen.
¿Puede el espejo mostrarte todo lo que ha hecho, hace y hará tu familia por ti? La respuesta sería no.
Desde que nacemos hasta ahora nuestros padres se han encargado de enseñarnos, de alimentarnos…Prácticamente a todo. Es a partir de ahora cuando nosotros mismos tenemos que empezar a decidir sobre nuestras vidas, es decir, “darles sentido”.
¿Sabéis que me transmitía el espejo hace 205 días? Sólo tristeza. Me miraba y sólo veía a una niña sola, sin esa otra persona que te complementaba, sin esa persona que te seguía y que tú hacías lo mismo con ella.
Empañado: así estaba hace 205 días. Sólo se veía la mirada de alguien, esa mirada que se te queda dentro siempre. Esa mirada de soledad.
Y ahora, vuelve a mirarte. ¿Qué te transmite? Ya no está tan empañado como lo estaba siempre. Has cambiado. Te ha crecido el pelo y estás más alta. Pero hay algo que sigue igual: sólo se ve una imagen y nada más.
¿Puede traerte el espejo a la persona que deseas? El espejo solo sirve para ver si estás más guapa o más fea, para poder peinarte correctamente y para que los demás aprecien, o no, el tiempo que has estado delante de éste para obtener el resultado deseado. Pero no, no puede darte lo que deseas. No puede mostrar cada sonrisa, cada llanto, cada pelea… ¡El espejo no puede hacer nada! Porque por encima de esta imagen somos palabras, las que decimos y las que callamos. Las que escribimos o las que cantamos. Somos inteligencia y afecto. Somos las heridas que curamos y las caricias que compartimos. Somos una vida hecha de triunfos y de fracasos. Somos familia. Somos temores y sueños.
¿Queréis saber cuál es mi sueño ahora? Verla, decirle que le quiero y que la hecho mucho de menos.
Vuelve, hermana, para poder mostrarle al espejo otra imagen que la de hace 205 días.
Te quiero.
Mírate. ¿Qué te muestra el espejo? Muy poco, tan solo una imagen. No describe quién eres y qué sientes. No cuenta cómo es tu familia, ni dónde estabas hace dos años o dónde quieres estar dentro de tres. No comunica lo que te hace reír o llorar. No refleja tu bondad o tu malicia. Éste sólo te muestra una imagen.
¿Puede el espejo mostrarte todo lo que ha hecho, hace y hará tu familia por ti? La respuesta sería no.
Desde que nacemos hasta ahora nuestros padres se han encargado de enseñarnos, de alimentarnos…Prácticamente a todo. Es a partir de ahora cuando nosotros mismos tenemos que empezar a decidir sobre nuestras vidas, es decir, “darles sentido”.
¿Sabéis que me transmitía el espejo hace 205 días? Sólo tristeza. Me miraba y sólo veía a una niña sola, sin esa otra persona que te complementaba, sin esa persona que te seguía y que tú hacías lo mismo con ella.
Empañado: así estaba hace 205 días. Sólo se veía la mirada de alguien, esa mirada que se te queda dentro siempre. Esa mirada de soledad.
Y ahora, vuelve a mirarte. ¿Qué te transmite? Ya no está tan empañado como lo estaba siempre. Has cambiado. Te ha crecido el pelo y estás más alta. Pero hay algo que sigue igual: sólo se ve una imagen y nada más.
¿Puede traerte el espejo a la persona que deseas? El espejo solo sirve para ver si estás más guapa o más fea, para poder peinarte correctamente y para que los demás aprecien, o no, el tiempo que has estado delante de éste para obtener el resultado deseado. Pero no, no puede darte lo que deseas. No puede mostrar cada sonrisa, cada llanto, cada pelea… ¡El espejo no puede hacer nada! Porque por encima de esta imagen somos palabras, las que decimos y las que callamos. Las que escribimos o las que cantamos. Somos inteligencia y afecto. Somos las heridas que curamos y las caricias que compartimos. Somos una vida hecha de triunfos y de fracasos. Somos familia. Somos temores y sueños.
¿Queréis saber cuál es mi sueño ahora? Verla, decirle que le quiero y que la hecho mucho de menos.
Vuelve, hermana, para poder mostrarle al espejo otra imagen que la de hace 205 días.
Te quiero.
Pilar Magro
4º ESO A
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