miércoles, 27 de noviembre de 2019

TEXTOS DEL ROMANTICISMO

Características del Romanticismo

  • Rechazo al Neoclasicismo. Frente al escrupuloso rigor y orden con que, en el siglo XVIII, se observaron las reglas, los escritores románticos rompen las reglas:combinan los géneros y versos de distintas medidas, a veces mezclando el verso y la prosa; en el teatro se desprecia la regla de las tres unidades (lugar, espacio y tiempo) y alternan lo cómico con lo dramático.
  • Subjetivismo. Sea cual sea el género de la obra, el alma exaltada del autor vierte en ella todos sus sentimientos de insatisfacción ante un mundo que limita y frena el vuelo de sus ansias tanto en el amor, como en la sociedad, el patriotismo, etc. Hacen que la naturaleza se fusione con su estado de ánimo y que se muestre melancólica, tétrica, misteriosa, oscura... a diferencia de los neoclásicos, que apenas mostraban interés por el paisaje. Los anhelos de amor apasionado, ansia de felicidad y posesión de lo infinito causan en el romántico una desazón, una inmensa decepción que en ocasiones les lleva al suicidio, como es el caso de Mariano José de Larra.
  • Atracción por lo nocturno y misterioso. Los románticos sitúan sus sentimientos dolientes y defraudados en lugares misteriosos o melancólicos, como ruinas, bosques, cementerios... De la misma manera que sienten atracción hacia lo sobrenatural, aquello que escapa a cualquier lógica, como los milagros, apariciones, visiones de ultratumba, lo diabólico y brujeril...
  • Fuga del mundo que los rodea. El rechazo de la sociedad burguesa en la que les ha tocado vivir, lleva al romántico a evadirse de sus circunstancias, imaginando épocas pasadas en las que sus ideales prevalecían sobre los demás o inspirándose en lo exótico. Frente a los neoclásicos, que admiraban la antigüedad grecolatina, los románticos prefieren la Edad Media y el Renacimiento. Como géneros más frecuentes, cultivan la novela, la leyenda y el drama histórico.


MOVIMIENTO LITERARIO


El romanticismo es un movimiento cultural, literario y artístico que se desarrolla en la primera mitad del siglo XIX. Es el movimiento revolucionario originado en Alemania e Inglaterra en los mediados del siglo XVIII y primera mitad del siglo XIX como un grito contra el racionalismo de la ilustración. Es la exaltación y el triunfo de la libertad y del sentimiento del individuo sobre las normas; aclama la independencia artística; desarrolla el subjetivismo literario; exalta la valoración de lo popular y folklórico; armoniza y separa al hombre del espíritu cristiano; es la mezcla del verso y la prosa, la polimetría de las combinaciones métricas.
Como consecuencia de la revolución industrial, la burguesía se convierte en la clase social dominante. Es también la época del liberalismo, movimiento ideológico que defiende la libertad económica y política. Las características generales del romanticismo son:
·     Individualismo y subjetivismo: por encima, está el <yo>, los sentimientos y emociones personales. Los ideales y aspiraciones constituyen el centro de la vida y las obras del artista romántico.
·         Libertad: la pasión por la libertad se refleja en todas las manifestaciones de la época.
·         Nacionalismo: se elevan los valores populares y nacionales propios de cada país.
En España, fue un movimiento tardío y de corta duración. Llegó en 1833. Alcanzó su apogeo en 1835 con el estreno del drama Don Álvaro o la fuerza del sino, del Duque de Rivas, y, a excepción de los escritores Gustavo Adolfo Bécquer y Rosalía de Castro, desapareció hacia mediados del siglo.
Los temas de la literatura romántica son:
-          Los sentimientos personales del autor: los que más se repiten son los que brotan de la insatisfacción ante el mundo y ante la vida: la tristeza, la soledad, la melancolía…
-          La rebeldía y la evasión: la evasión de la realidad, insatisfacción ante el mundo que rodea al autor romántico, le lleva, por la imaginación, a mundos lejanos y desconocidos.

-          La naturaleza y el paisaje: la descripción se adapta a los sentimientos del autor. La naturaleza es un espejo de su estado de ánimo. Predominan los paisajes tristes y melancólicos o aquellos que expresan mejor el alma atormentada del autor.

ACTIVIDAD:

En parejas, coged el texto que os ha tocado y averiguad:

1. ANALIZA EL FRAGMENTO: 
¿Qué sucede en el fragmento? 
- Narrador y focalización 
- Género y subgénero
- Figuras retóricas
- Localiza los adjetivos (profusos, explicativos...)
- Localiza lugar y momento en que se desarrolla el pasaje
- Enuncia el tema que se trata en él
- Retrato del personaje principal 
- Características de rebeldía, libertad, huída, rechazo social del protagonista del relato
- Presencia de lo oscuro, lo maligno, lo sobrenatural

2. ¿A qué obra literaria pertenece el fragmento?
3. ¿Autor, país, idioma?
4. ¿Cuál es el argumento de la obra completa?

5. ¿A qué movimiento literario pertenece? Justifica tu respuesta. 


LO EXPONDRÉIS AL RESTO DE LA CLASE. 


TEXTO 1
Una desapacible noche de noviembre contemplé el final de mis esfuerzos. Con una ansiedad rayana en la agonía, coloqué a mí alrededor los instrumentos que me iban a permitir infundir un hálito de vida a la cosa inerte que yacía a mis pies. Era ya la una de la madrugada; la lluvia golpeaba las ventanas sombríamente, y la vela casi se había consumido, cuando, a la mortecina luz de la llama, vi cómo la criatura abría sus ojos amarillentos y apagados. Respiró profundamente y un movimiento convulsivo sacudió su cuerpo.
¿Cómo expresar mi sensación ante esta catástrofe, o describir el engendro que con tanto esfuerzo e infinito trabajo había creado? Sus miembros estaban bien proporcionados y había seleccionado sus rasgos por hermosos. ¡Hermosos!: ¡santo cielo! Su piel amarillenta apenas si ocultaba el entramado de músculos y arterias; tenía el pelo negro, largo y lustroso, los dientes blanquísimos; pero todo ello no hacía más que resaltar el horrible contraste con sus ojos acuosos, que parecían casi del mismo color que las pálidas órbitas en las que se hundían, el rostro arrugado, y los finos y negruzcos labios.
Las alteraciones de la vida no son ni mucho menos tantas como las de los sentimientos humanos. Durante casi dos años había trabajado infatigablemente con el único propósito de infundir vida en un cuerpo inerte. Para ello me había privado de descanso y de salud. Lo había deseado con un fervor que sobrepasaba con mucho la moderación; pero ahora que lo había conseguido, la hermosura del sueño se desvanecía y la repugnancia y el horror me embargaban. Incapaz de soportar la visión del ser que había creado, salí precipitadamente de la estancia. Ya en mi dormitorio, paseé por la habitación sin lograr conciliar el sueño. Finalmente, el cansancio se impuso a mi agitación, y vestido me eché sobre la cama en el intento de encontrar algunos momentos de olvido. Mas fue en vano; pude dormir, pero tuve horribles pesadillas. Veía a Elizabeth, rebosante de salud, paseando por las calles de Ingolstadt. Con sorpresa y alegría la abrazaba, pero en cuanto mis labios rozaron los suyos, empalidecieron con el tinte de la muerte; sus rasgos parecieron cambiar, y tuve la sensación de sostener entre mis brazos el cadáver de mi madre; un sudario la envolvía, y vi cómo los gusanos reptaban entre los dobleces de la tela. Me desperté horrorizado; un sudor frío me bañaba la frente, me castañeteaban los dientes y movimientos convulsivos me sacudían los miembros. A la pálida y amarillenta luz de la luna que se filtraba por entre las contraventanas, vi al engendro, al monstruo miserable que había creado. Tenía levantada la cortina de la cama, y sus ojos, si así podían llamarse, me miraban fijamente. Entreabrió la mandíbula y murmuró unos sonidos ininteligibles, a la vez que una mueca arrugaba sus mejillas. Puede que hablara, pero no lo oí. Tendía hacia mí una mano, como si intentara detenerme, pero esquivándola me precipité escaleras abajo. Me refugié en el patio de la casa, donde permanecí el resto de la noche, paseando arriba y abajo, profundamente agitado, escuchando con atención, temiendo cada ruido como si fuera a anunciarme la llegada del cadáver demoníaco al que tan fatalmente había dado vida.
TEXTO 2

“Física. Metafísica. Derecho, 
Medicina después, y Teología 
También, ¡ay. Dios! por mi desgracia, todo, 
todo lo escudriñé con ansia viva, 
y hoy, ¡ pobre loco de infeliz mollera! 
¿qué es lo que sé? Lo mismo que sabia. 
¡Sólo pude aprender que no sé nada, 
y el alma en la contienda está rendida! 
Bachiller o doctor, seglar o preste, 
nadie su ciencia iguala con la mía; 
ni escrúpulo ni duda me atormentan: 
ni demonio ni infierno me intimidan; 
y así. de sombras y de espantos libre, 
huyó todo el encanto de mi vida. 
Al hombre inútil; para el bien estéril, 
nada puedo enseñar que de algo sirva, 
y sin caudal, ni crédito, ni honores, 
vida arrastro que un can despreciaría. 
Doyme a la Magia. pues. ¡OH, si pudiera 
el vigor del Espíritu, que anima 
al Verbo humano, la secreta clave 
revelarme de todos los enigmas!
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FAUSTO.- Para acercarme al monstruo, empezaré por emplear el conjuro de los Cuatro: La salamandra se inflame, la ondina se enrosque, el silfo se desvanezca, el gnomo trabaje. El que no conozca los elementos, su fuerza y sus propiedades, nunca podrá ser dueño de los espíritus. Salamandra, conviértete en llama; Ondina, húndete murmurando en la onda azul; brilla, SilfO, en el resplandor del meteoro; y tú, íncubo, ven a cerrar la marcha y a ofrecerme tu poderoso socorro. Ninguno, sin embargo, de los cuatro existe en el interior del monstruo. Queda inmóvil y rechina los dientes, sin que yo le haya dañado. Pero aguarda, que ya sabré combatirte con conjuros de más poder. Compadre, ¿eres un desertor del infierno? Si lo eres, abre los ojos y contempla este signo, al que en vano intentaría resistir la infernal cohorte. Ya empieza a hincharse y ya se le erizan las crines. Ente maldito, ¿puedes leerle? ¿Puedes descifrar el nombre del incomprensible, del que no fue creado, de aquel a quien los cielos adoran, y al que intentó derrocar el crimen en su delirio? Se hincha detrás de la estufa como un elefante, llena el espacio; al verle hincharse de ese modo diría cualquiera que va a volverse una nube. No subas hasta el techo: mejor será que vengas a arrojarte a los pies de tu amo. Vamos, obedece sin dudar, pues ya sabes que no amenazo en vano y que soy capaz de abrasarte en un mar de fuego; no esperes la luz tres veces incandescente; no esperes al más temible de todos mis conjuros.
MEFISTÓFELES, mientras se extiende la nube, aparece detrás de la estufa y se adelanta ell traje de estudiante.- ¿Por qué tanto alboroto? Caballero, ¿en qué puedo servirle?
FAUSTO.- ¡El perro de aguas transformado en estudiante viajero, no deja de divertirme!
MEFISTÓFELES.- Salud al sabio doctor, que tanto sudor me ha producido.
FAUSTO.- ¿Cuál es tu nombre?
MEFISTÓFELES.- Muy inocente me parece la pregunta, sobre todo para quien desprecia tanto las palabras y que, en su retraimiento de las apariencias, sólo desea conocer el fondo de los espíritus.
FAUSTO.- Entre ustedes, señores, todo ser podrá conocerse con facilidad por el nombre que lleva, pues que se les llama blasfemos, corruptores, mentirosos. Con todo, dime quién eres.
MEFISTÓFELES.- Una porción de aquella fuerza que siempre quiere el mal y que siempre obra el bien.
FAUSTO.- ¿Qué significa ese enigma?
MEFISTÓFELES.- Soy el espíritu que lo niega todo, y no sin razón, porque todo cuanto existe en el mundo debería arruinarse y sería aún mejor que no existiera. Para mí no hay más elemento que el que ustedes conocen con los nombres del mal, destrucción y pecado.
FAUSTO.- Te nombras en parte, y te veo, sin embargo, completo ante mí.

MEFISTÓFELES.- Te digo la pura verdad: si el hombre, ese pequeño mundo de orgullo y de locura, cree generalmente ser Un todo, de mí sé decir te que sólo soy una parte de la parte que en un principio era todo; una porción de las tinieblas de donde provino la luz, la luz soberbia, que ahora disputa a su madre la noche su antiguo rango y el espacio en que imperaba; si bien con poco éxito, porque, a pesar de todos su esmero, se ve rechazada en todo lugar, logrando tan sólo arrastrarse por la superficie de los cuerpos. Brota de la materia y la embellece, y basta, no obstante, un solo cuerpo para detener su carrera. Por eso espero que no dure mucho y que acabe por quedar anonadada con la materia.

TEXTO 3

La hermosa joven se arrodilló y se inclinó sobre mí, con maligna satisfacción. Había en ella una voluptuosidad deliberada que era a la vez excitante y repulsiva, y al arquear el cuello llegó a lamerse los labios como un animal, hasta que pude ver a la luz de la luna la humedad que brillaba en los labios escarlatas y en la roja lengua con la que se lamía los dientes rojos y aguzados. Su cabeza descendía cada vez más... cerré los ojos en éxtasis y esperé.
(...)
No hay duda de que existen los vampiros; algunos de nosotros tenemos evidencias de ello. Incluso, aunque no tuvieramos una prueba en nuestra propia y desdichada experiencia, las informaciones y los datos del pasado aportan pruebas suficientes. Admito que al principio fui escéptico. Si no hubiera sido porque a través de largos años me he entrenado para tener una mentalidad abierta, no habría creído hasta que llegó el momento en que los hechos golpeaban en mi oído: "¡Míralo! ¡Míralo! Lo probamos, lo estamos probando". Sin embargo, si hubiera sabido al principio lo que sé ahora --si al menos lo hubiera sospechado---, una vida preciosa para todos los que la queríamos no se hubiera perdido. Pero ya no tiene remedio y ahora debemos trabajar para que no perezcan otras almas, que podamos salvar.
El nosferatu no muere como la abeja que ha punzado una vez. Sólo se hace más fuerte, y, por serlo, tiene aún más poder para el mal. El vampiro que está entre nosotros tiene como persona más fuerza que veinte hombres; su astucia es muy superior a la de los mortales, porque es una astucia que va creciendo con los siglos; tiene la ayuda de la nigromancia que es, como implica la etimología de la palabra, la adivinación por la muerte, y todos los muertos a los que pueda acercarse están a sus órdenes; es una bestia, más que una bestia; de una crueldad demoniaca y carece de corazón; puede, sin limitaciones, aparecer a su voluntad donde y cuando quiera, y en cualquiera de las formas que elija. Puede, en su área de acción, dirigir los elementos: la tormenta, la niebla, el trueno; tiene poder sobre las cosas más repugnantes: la rata, la lechuza y el murciélago, la polilla y el zorro, y el lobo; puede crecer o reducir su tamaño y puede, en ocasiones, desvanescerse y aparecer sin ser visto.
Entonces, ¿cómo podríamos comenzar nuestra lucha para destruirle? ¿Cómo podemos descubrir dónde está, y, si lo encontramos, cómo destruirle?
Queridos amigos, la empresa que vamos a emprender es demasiado terrible y puede traer consecuencias que harían temblar al más valiente. Porque si perdemos en nuestro empeño, significa que, ha ganado él, y , entonces, ¿qué final nos espera?
¡La vida no es tan importante para mí y no me importa perderla! Pero el fracaso no es sólo un asunto de vida o muerte. Sino que nos volveríamos como él; que nos convertiríamos en seres horribles de la noche, como él, sin corazón ni consciencia, haciendo presa en los cuerpos y en las almas de aquellos a los que más queremos. Se nos cerrarían para siempre las puertas del cielo, porque ¿quién nos las iba a abrir de nuevo? Seguiríamos siendo aborrecidos por todos, como una mancha en el brillo del rostro de Dios; una flecha clavada en el costado de Él que murió por el hombre. Pero estamos frente a frente con nuestro deber, ¿podemos en este caso abandonar? Por mi parte, digo que no, pero soy viejo, y la vida, con su sol, sus lugares agradables, con el canto de los pájaros, la música y el amor, ha quedado un poco atrás. Pero vosotros sois jóvenes. Algunos habeís visto grandes penas, pero todavía quedan días hermosos en vuestro futuro. 
"

TEXTO 4


 Era más de media noche,
antiguas historias cuentan,
cuando en sueño y en silencio
lóbrego envuelta la tierra,
los vivos muertos parecen, 5
los muertos la tumba dejan.
Era la hora en que acaso
temerosas voces suenan
informes, en que se escuchan
tácitas pisadas huecas, 10
y pavorosas fantasmas
entre las densas tinieblas
vagan, y aúllan los perros
amedrentados al verlas:
En que tal vez la campana 15
de alguna arruinada iglesia
da misteriosos sonidos
de maldición y anatema,
que los sábados convoca
a las brujas a su fiesta.
....
 »Noble señora, imagino
que sois nueva en el lugar:
andar así es desatino;
o habéis perdido el camino, 365
o esto es andar por andar.

   »Ha dado en no responder,
que es la más rara locura
que puede hallarse en mujer,
y en que yo la he de querer 370
por su paso de andadura».

   En tanto don Félix a tientas seguía,
delante camina la blanca visión,
triplica su espanto la noche sombría,
sus hórridos gritos redobla Aquilón. 375

TEXTO 5
—Muy bien —replicó el visitante—. Lanyon, recuerda tu juramento. Lo que vas a ver debe quedar bajo el secreto de nuestra profesión. Y ahora, tú que durante tanto...
tiempo has mantenido las opiniones más estrechas de miras, tú que has negado la existencia de la medicina transcendental, tú que te has reído de los que te superaban en saber, ¡mira!

Y diciendo esto se llevó el vaso a los labios y se bebió el contenido de un golpe. Dejó escapar un grito, giró sobre sí mismo, dio un traspié, se aferró a la mesa y allí quedó mirando al vacío, con los ojos inyectados en sangre y respirando entrecortadamente a través de la boca abierta. Y mientras le miraba, me pareció que empezaba a operarse en él una transformación. De pronto comenzó a hincharse, su rostro se ennegreció y sus rasgos parecieron derretirse y alterarse. Un momento después yo me levantaba de un salto y me apoyaba en la pared con un brazo alzado ante mi rostro para protegerme de tal prodigio y la mente hundida en el terror.

—¡Dios mío! ¡Dios mío! —repetí una y mil veces, porque allí, ante mis ojos, pálido y tembloroso, medio desmayado y tanteando el aire con las manos como un hombre resucitado de la tumba, estaba Henry Jekyll.”



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ANÁLISIS DEL TEXTO 3

DRÁCULA

Fragmento epistolar (subgénero narrativo) donde la voz narradora en 1ª persona es Van Helsing ("la hermosa joven se arrodilló y se inclinó sobre mí"), doctor audaz, dotado de una gran intuición y una inteligencia portentosa que acaba de descubrir que la enfermedad de Lucy no es sino que ha sido mordida por Drácula. la caracterización del personaje-narrador pasa por esa mezcla de creencia en lo sobrenatural a la vez que lo científico, como cuando dice "no hay duda de que existen los vampiros; algunos de nosotros tenemos evidencias de ello" o como cuando señala "no habría creído hasta que los hechos golpeaban en mi oído: ¡Míralo! ¡Lo probamos! ¡Lo estamos probando! "  

La focalización es interna puesto que, a parte de narrador, se trata de un personaje de la novela. Al ser novela epistolar, la intriga se sustenta mejor en esta técnica narrativa según la cual conocemos los acontecimientos a la vez que sus propios personajes los protagonizan: "cómo podríamos comenzar nuestra liucha para destruirle? ". 


Aunque narrado por distintos personajes -que se intercambian cartas-, el auténtico protagonista de la novela es el conde Drácula. De él ofrece Van Helsing, en este fragmento, un formidable retrato, para el que no duda en hacer uso de símiles (no muere como la abeja que ha punzado una vez...), metáforas que destacan su carácter  animal (es una bestia..), hipérboles que acentúan su poder (su astucia es muy superior a la de los mortales...) y, cómo no, antítesis que denotan esa condición de ser entre la vida y la muerte  (excitante y repulsiva, vida o muerte, en los cuerpos y en las almas...), rozando continuamente la paradoja a través de esa dualidad: se nos cerrarían para siempre las puertas del cielo. 

La adjetivación profusa y retórica, característica de este periodo literario, va en consonancia con la pintura que aquí se hace del momento, el lugar y las circunstancias (repulsivo, muertos, ...), así como abundan los elementos demoníacos o agrestes (ratas, lechuzas, murciélagos, bestias, ...). Tal y como se espera de un relato de esta época, los hechos suceden de noche (pude ver a la luz de la luna...) y en un paisaje poco armonioso (tormenta, niebla, trueno...) .

El tono retórico, sobradamente figurado y altisonante del Romanticismo se deja ver en este pasaje en la gran cantidad de símiles (casi enumeración de elementos para decsribir a Drácula) y de interrogativas retóricas, que rompen la entonación enunciativa propia del relato tradicional (¿Cómo podemos decsubrir donde está? ¿Podemos abandonar?

El protagonista de facto, Drácula, pasa por ser paradigma del Romanticismo: ser huidizo (¿Cómo podemos descubrir dónde está?), noctámbulo, audaz, poderoso, superior, que juega con la propia muerte y vive al margen de los convencionalismos sociales, tanto que se convierte en una amenaza para los demás (¿Cómo podríamos comenzar nuestra lucha para destruirle?"), al igual que sus homónimos Fausto, Frankestein, Dr. Jekylll o los españoles estudiante de Salamanca, Tenorio, D. Álvaro, el pirata o el reo de muerte de Espronceda o los monjes fantasmagóricos que cantan bajo la luna de Bécquer. 

     
El hombre romántico está en pugna con el mundo (aquí personalizados en Van Helsing vs Drácula: estamos frente a frente con nuestro deber), y esa liberación suma del hombre romántico no llegará sino con la muerte. Por ello, de esa búsqueda del propio ser, de la propia identidad, y de la completa libertad se derivará que Drácula habite en los cementerios, en las ataúdes, en alta mar, en connivencia siempre con la propia muerte. 

Romántico el protagonista (insatisfecho, apático, que se vuelve dañino para la sociedad convencional), romántico el escenario (un castillo húngaro, un cementerio) y románticos el lenguaje y el contenido (el mundo o yo), no queda sino que el pasaje pertenezca a un texto de este movimiento cultural de la primera mitad del XIX del que todavía hoy somos hijos. 

  






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