viernes, 30 de noviembre de 2012

Si existe internet, ¿para qué sirve la escuela?

Leyendo el otro día el recién publicado Ética de urgencia me pareció interesante que Fernando Savater reflexiona, entre otros, sobre cómo internet está cambiando la manera en que adquirimos el conocimiento.

Savater cuenta que un amigo suyo, un músico alemán, ahora podía descargar desde casa las partituras. Antes tenía que ir a los archivos con papel pautado y copiar una partitura cuando le hacía falta.

"Era mucho más costoso, claro, pero hay un conocimiento que arraiga mejor si pasa por la experiencia y transforma  a la persona. Mejor que si te limitas a meter datos, canciones o libros en una bolsa. Lo tienes ahí, pero no te toca, no te transforma". 
En el mismo libro y a propósito de la siutuación actual, Savater reflexiona sobre cómo hay que medir las consecuencias de determinadas medidas políticas, más que la medida en sí. Para ello relata que el presidente Lyndon Johnson de Estados Unidos introdujo una serie de medidas de protección social muy importantes. Aunque la intención del presidente no podía ser mejor, lo que sucedió no fue tan bueno. 

Y es que con la idea de mejorar la vida en los guetos, se decidió a ayudar con dinero a las madres solteras, que eran muy numerosas, para que pudiesen alimentar a sus hijos. Pero lo que consiguió fue que la mayoría de los afroamericanos no se casaran nunca, que los hombres vivieran del subsidio que recibía la madre soltera y no se vieran obligados a trabajar. De esta manera, el esfuerzo de coreanos, vietnamitas o griegos les había ayudado a progresar socialmente, mientras que los afroamericanos se quedaron atrás (2012,23).   

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