Respuesta: Durante años tuve que echar mano de personas que cuidaran de mis hijos. Gracias a eso he conocido a mujeres valientes, fuertes y luchadoras. Todas ellas se merecían una novela porque son doblemente invisibles, por mujeres y por inmigrantes. Las europeas somos muy caprichosas, deberíamos aprender de ellas.
P: ¿Qué recuerdos tiene de su etapa al frente del Telediario? ¿Cómo ve el futuro del periodismo?
R: La televisión la dejé porque no me gustaba, me sentía infeliz. Llegué por causalidad y me fui con alivio. En cuanto al periodismo, tiene una gran amenaza encima, la competitividad, y encara una revolución absoluta, Internet. Habrá que ser cautos y actuar con previsión.
P: ¿Qué servidumbres tiene la literatura que no tenga el periodismo?
R: La soledad del escritor es la peor servidumbre. Soy una persona muy sociable y encerrarse a escribir es un acto duro.
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